Beti, Maria
Universidad de La Plata
Definimos la gestión ambiental al conjunto de acciones emprendidas por la sociedad, o parte de ella, con el fin de proteger el medio ambiente. En su concepción más amplia, la misma es un proceso permanente en el cual diversos actores públicos y privados desarrollan un conjunto de esfuerzos específicos con el propósito de preservar, restaurar, conservar y utilizar de manera sustentable el medio ambiente. Integrando el reto de detener y revertir el deterioro del mismo con el fin de salvaguardar y mejorar su calidad para las futuras generaciones.
A partir de condicionantes ambientales y de tipo socioeconómico y político, con base en la información disponible y las señales del entorno, los distintos partícipes ponen en marcha políticas, planes, programas y proyectos para el cumplimiento de los objetivos planteados, desenvolviéndose en un determinado marco legal, y movilizando los recursos económicos, técnicos y humanos para la aplicación de diversos instrumentos.
El grado de éxito o fracaso será determinado por el nivel de compromiso que los actores tengan con los objetivos perseguidos, la solidez del proceso decisorio, el soporte económico, técnico y financiero disponible, y las condicionantes de orden político, económico y social, como así mismo la participación ciudadana, la descentralización y la integración-coordinación de la temática ambiental con otras políticas públicas.
El progreso de una región resulta valioso sólo en la medida en que permita un proceso sustentable de los recursos naturales y asentamientos humanos. Por esa razón, se debe tener en cuenta los impactos a mediano y largo plazo de un desarrollo en curso, puesto que es siempre más factible y más conveniente prevenir la degradación ambiental que tratar de repararla.
Las represas hidroeléctricas tienen un rol importante en el desarrollo de las cuencas hídricas, pero podrían impedir el desarrollo sustentable si sus impactos ambientales y sociales no fueran controlados.
Las mismas han cumplido un papel trascendental en el último siglo, en la generación de energía eléctrica, la irrigación y el control de inundaciones. No obstante, esta contribución positiva de las mismas al desarrollo se ha visto alterada debido a impactos ambientales y sociales significativos que, si se juzgan conforme a los valores actuales, resultan inaceptables.